viernes, 13 de julio de 2012


Mi triunfo por supuesto que es ¡legal y legítimo!: Peña Nieto

Afirma que no rebasó el tope de campaña. Rechaza cualquier relación con Monex y Soriana.

México, DF. Mi triunfo, por supuesto que es legítimo. ¡Legal y legítimo! La legitimidad no la da la oposición ni las expresiones de quienes perdieron y respiran por la herida, asegura Enrique Peña Nieto.
Lamenta que Andrés Manuel López Obrador no esté a la altura de reconocer el cambio democrático que México ha tenido, y dice estar un poco confundido con el movimiento #YoSoy132: “Entendí que era apartidista, con causas como una mayor democratización del país, con las que estoy de acuerdo (…) y ya en los últimos tiempos lo he visto más en una posición de claro apoyo, evidente, al candidato de la izquierda”, resalta.
En entrevista con La Jornada, el candidato presidencial ganador, de acuerdo con los cómputos oficiales, reconoce en la participación de López Obrador su contribución a la democracia, y asegura que ni él ni el PRI han querido conculcar el derecho del aspirante del Movimiento Progresista a recurrir al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Al hacerlo, dice, el perredista no ha violado el acuerdo de civilidad firmado por los candidatos presidenciales en vísperas de los comicios.
Rechaza cualquier relación de su partido con las tarjetas Monex y Soriana. El PRI no las ofreció. Y de las telefónicas que llevan su fotografía, asegura que no las conocía, hasta ayer, cuando se le mostró un par de ellas.
Peña Nieto cuestiona también al presidente Felipe Calderón, quien dio por hecha la compra de voluntades electorales con los monederos electrónicos: ¿Cuáles evidencias? ¿Las evidencias son las descalificaciones? ¿Entonces, entre más ruido se hace, es una mayor evidencia? ¡Eso no es una evidencia!
Asume que no conoció muchos de los productos utilitarios de su propaganda, a los que recurren legalmente todos los partidos en las contiendas electorales: Por ejemplo, los copetes de plástico y las fundas para celular.
El priísta ya se ve en Los Pinos y niega que su partido haya rebasado los topes de campaña, si bien, “efectivamente, habíamos vestido (con espectaculares) varias partes del país en una visión estratégica. Teníamos nuestros tiempos. Incluso llegué a preguntarme ‘¿Dónde están los otros?’ Se tardaron.
Pero no fue un exceso de nuestra parte. Está acreditado y por eso pedimos al Instituto Federal Electoral (IFE) una fiscalización anticipada. Todo fue planeado y previsto. Fuimos muy cuidadosos y administramos muy bien el tope de gastos de campaña, y así lo acreditará el partido.
El ex gobernador del estado de México se da por satisfecho con haber celebrado su triunfo pasada la medianoche del 1º de julio en la explanada del PRI. Lo considera parte de su estilo personal, pero también porque “no puede ser que por haber ganado tomemos el Zócalo los siguientes seis meses, en un festejo permanente”.
Y para los 27 millones de votantes que optaron por las ofertas de la izquierda o de la derecha, considera falaz la tesis de que se trata de una mayoría que votó contra él. En todo caso, fui el menos rechazado. Así es como habría que verlo, y en democracia gobierna el que recibe mayor número de sufragios.
Propone tomar en cuenta todas las voces de la democracia mexicana, en una actitud constructiva y no destructiva. Podremos conciliar visiones, propuestas e intereses. Difícilmente lograremos la unidad, pero sí el consenso.
–¿Cómo visualiza al PRI en su probable regreso al poder?
–El PRI nunca se ha ido, aunque ante la derrota de 2000 debió reorganizarse. Aún no asume los cambios para contar con una estructura interna que le dé mayor competitividad electoral. Sin embargo, fuimos el partido que mejor se preparó, a punta de golpes y derrotas, hay que decirlo, y esto se refleja en los perfiles de los candidatos postulados desde entonces que, sin tener larga trayectoria partidista, sí pertenecen a una nueva generación política.
“Pongo el caso del estado de México: ahí tuvimos un candidato a gobernador con trayectoria política, pero al mismo tiempo de una nueva generación. Eruviel (Ávila) puede verse cascareado, pero tiene 43 años. Mientras que PAN y PRD tuvieron en esa elección a los mismos candidatos de 20 años atrás (se refiere a Alejandro Encinas Rodríguez y a Luis Felipe Bravo Mena, respectivamente). ¡De 20 años!
“Y las figuras de los otros partidos en esta elección, bueno, con todo respeto, el del PRD es el de hace seis años.
El PRI tiene la oportunidad de hacer cambios estructurales. Tanto como de nombre, no sé. No tengo una posición, pero sé que no debe decidirse en forma caprichosa o unilateral.
–El PRI se preparó para ser mayoría en el Congreso y no lo logró. Ahora, ¿cómo prevé entenderse con la oposición en el Poder Legislativo?
–La sociedad estableció una representación en el Congreso donde todos los partidos serán corresponsables, porque ninguno tiene mayoría. Eso me llevará a buscar acuerdos con las otras fuerzas políticas, de las que espero una nueva actitud, porque el país no puede privarse ni seguir más tiempo en espera de que algún partido, algún día, logre la mayoría suficiente para, hasta entonces, impulsar las reformas necesarias.
“Considero necesario dejar atrás las acusaciones mutuas de quién se opuso a qué reforma. Y superar el cobro de facturas del pasado, pues los partidos no pueden ser ajenos a lo que observan de la sociedad y a lo que se vivió en esta elección, la cual, a pesar de las descalificaciones, ha sido ejemplar.
La relación debe ser más propositiva. Lo que marcó al partido gobernante fue que nunca despartidizó su actuación. Ahora tenemos que privilegiar la construcción de acuerdos, porque solos los priístas no vamos a poder hacer todo.
–Sin embargo, en las dos bancadas el PRI tendrá personajes muy cuestionados, como Carlos Romero Deschamps.
–Hay personajes polémicos que tienen su historia. Yo ubico esos casos en dos planos: dejemos que cada quien responda a la polémica en torno suyo y yo respetaré la representación que tienen y lo mucho que pueden contribuir a impulsar las reformas que queremos. Tienen su base social, que es parte de los sectores del partido, con los cuales hoy no ganamos una elección, pero sin ellos tampoco.”
–¿Qué opinia sobre los argumentos de Andrés López Obrador para impugnar la elección?
–No hay ningún elemento válido, más allá de la descalificación propia de quienes no han querido reconocer este proceso y lo han hecho así, simplemente porque el resultado no les favoreció.
Lamento su actitud de no reconocer la democracia ni el resultado de los comicios, especialmente desde la izquierda, aunque era algo previsible. Él no ha reconocido ninguna de sus derrotas en el pasado, pero sí sus triunfos. Nunca habló mal cuando ganó la jefatura de Gobierno del Distrito Federal. Nunca se quejó de que hubiese algo irregular en ese proceso.
–¿Cuál es su definición de López Obrador?
–Respeto a los partidos y a quienes los representaron como candidatos. Sin embargo, lamento que no todos –y es concretamente su caso– estén a la altura ni tenga la madurez política de reconocer el cambio democrático de México y la participación libre de los electores.
–¿Cómo se defenderá de la acusación de que su partido compró los votos para su triunfo?
–Lo haremos jurídicamente. Hemos descalificado y negado categóricamente esos infundios y señalamientos sin sustento. Las empresas proveedoras de servicios han explicado, en el caso de las tarjetas de Soriana –uno de sus directivos lo explicó–, que han otorgado servicios a varios gobiernos, incluido el del Distrito Federal.
“Es tanto como afirmar que con el programa Oportunidades hay compra o coacción del voto porque llega a más de 6 millones de personas y que el gobierno federal lo usó para manipular y comprar sufragios en favor del PAN. Si hubiera sido así, entonces les falló. O que en el Distrito Federal se hizo con la Red Ángel.
“Se trata de una afirmación que falta al respeto a los ciudadanos. Ellos, estoy convencido, votan libremente y en razón de sus preferencias, punto. El PRI no ofreció, ¿qué pudo haber dado? ¡Lo que dan todos los partidos! Utilitarios, gorras… Pero el partido no solicitó ninguno de estos instrumentos, es claro.
–¿Incluidas las tarjetas para telefonía celular?
–No.
–¿Ya las vio?
–No. Pero lo que sí (sé) es que el PRI presentará sus gastos para la fiscalización que realiza el IFE. Desconozco qué tantos utilitarios se hayan comprado y usado en la campaña, aunque están en lo que la ley permite. Estas tarjetas (telefónicas) no sé si las usamos y, en todo caso, el partido debe explicarlo.
–Ayer se publicó que el caso Monex podría representar lavado de dinero.
–Seguimos negando completamente y desconociendo ese tema.
–¿Las acusaciones no manchan el resultado, como hace seis años?
–Lo manchan algunos. Y lo empañan.
–¿No teme ser increpado en sus actividades públicas, como le ocurre a Felipe Calderón?
–Espero que no, ni descarto que pueda pasar. Pero eso no me inhibirá ni frenará el impulso de las reformas que propondré. No me detendrá, pues tampoco lo consiguieron cuando fui candidato y viví el acecho y hostigamiento de algunos grupos, como el movimiento #YoSoy132. En las últimas semanas de la campaña no había lugar que no estuvieran y no por eso dejamos de ir.
–Entonces, ¿cuál es su mensaje a esos jóvenes?
–Su movimiento me ha confundido un poco. Cuando surgieron, para responder a su exigencia lancé el manifiesto de una presidencia democrática. Pero ha dejado de ser apartidista, aunque eso no le resta legitimidad; será respetado y tenderé con ellos puentes de diálogo y comunicación.
No creo que sea su interés mantenerse en la protesta y la manifestación permanente, y que eso sirva. Si su interés es una causa, hay que sentarse y construir con el gobierno. Así lo han hecho otros movimientos que por la vía pacífica y civilizada han obtenido logros; es el caso del poeta Javier Sicilia con su organización por la paz con justicia y dignidad, que consiguió la ley de víctimas.
–¿Espera que, una vez calificada la elección, pueda rendir protesta al cargo en la Cámara de Diputados?
–Espero que sí, que haya condiciones. México no puede proyectar falta de civilidad hacia el mundo.

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